Por el coraje de aquéllos que provocan incendios de nieve con una lupa enfocando a la luna.
Por los que son capaces de dejar versos en gris, que no en blanco y removerte por dentro.
Por los besos de buenos días que duran horas y horas después aún te atraviesan.
Por las pupilas que son pentaprismas y las sonrisas que hacen de flash.
Por el wisky, las partidas de mus y los bares de paredes de piedra.
Por las deudas que se cobran en besos, las ganas, las sábanas y los pañuelos de seda.
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