No te me muevas.
Voy a pintarte tu rostro en un relámpago
tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,
una nariz arcángel y una boca animal, y una sonrisa
que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela en tu frente
y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.
Vienes y vas, el mar te arrebata con su espuma.
Y te quedas inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo
de la noche, y me besas lo mismo que una ola.
Poema: Adaptación de Retrato de mujer, Gonzalo Rojas
Foto: eMe
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